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Combinar actividades de expresión con las de escucha activa

 

Hay que enseñarles estrategias de escucha activa y practicar ejercicios como contacto visual, parafraseo, preguntas aclaratorias….

Combinar formas de evaluación escritas y sobre memorización con  otras  de comunicación grupal e individual

El sistema está reventado con tanta prueba escrita. Selectividad no propone exámenes orales ni en las lenguas. Las pruebas de evaluación del diagnóstico solo son obligatorias las escritas , las orales corren a cargo de la voluntad del centro. Sería interesante combinar cada vez más con pruebas de exposición oral individuales, grupales enseñando técnicas como la del ascensor, pecha kucha…  debates. A veces olvidamos que lo que no se evalúa parece que no existe

Combinar en el aula la faceta del alumno como aprendiz y como sabio

 

Esto dará la posibilidad de intervenir en el desarrollo de su vida escolar, de su aprendizaje y de la interactuación con la comunidad educativa de una manera natural que le ayudará en su desarrollo integral. Aumentamos el protagonismo del alumno generando posibilidades comunicativas, ricas e importantes.

Combinar: silencio y escucha

Hagamos el silencio productivo, necesario, participativo. Silencios indispensables para crear un espacio en el que los demás participen para construir interacción y romper con la idea de que escuchar es una actividad pasiva.

 

El silencio de los alumnos no tiene un único significado, sino que más bien puede entenderse como un contenedor de significados. Por una parte, se puede interpretar como una negación activa a la participación, como una respuesta de desinterés, de resistencia o rechazo, que finalmente conduce al «desenganche» de algunos alumnos.

 

La mayor parte de los silencios estudiantiles se tratan, más bien, de silencios necesarios, productivos y esencialmente participativos. Con ellos, los alumnos comunican asentimiento, escucha activa y seguimiento consciente. Son silencios indispensables para crear un espacio en el que los demás participen, para construir la interacción, y rompen con la idea de que escuchar es una actividad pasiva.

En otras ocasiones, los silencios son recipientes para los secretos, las memorias, los sentimientos que son difíciles de poner en palabras. Este sentido del silencio como expresión de lo inefable es un campo apenas explorado en la educación formal –más bien desestimado o evitado– y para el que necesitamos nuevas estructuras de relación y de comunicación menos verticales.

De igual forma, existen en nuestras aulas otros silencios que propician espacios para la reflexión, la creatividad y la contemplación y que son connaturales a los procesos de aprendizaje, silencios de pensamiento profundo y de producción artística. Pocas veces estos silencios son conscientemente propiciados por su valor educativo. Y desde luego, aún menos veces, estos silencios son tomados como indicios de participación del alumnado.

Por otra parte, existen otros significados del silencio que tienen que ver con la autoprotección (ante la burla de los demás, el miedo al fracaso, al rechazo de los otros o al sentimiento de ridículo.

 

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